Edición 1094 Segunda Semana de Noviembre 2024
Para lavar todo el mugrero que años de corrupción dejaron los sexenios que estuvieron desde el inicio de este milenio, de este siglo, y en lo que va, de estas tres décadas, se necesitará tanta agua como un diluvio, lejía, jabón y ácido por toneladas, pues no son sólo 24 años de orgías de poder, de latrocinios descarados, corruptelas en todos los rubros del gobierno y latrocinios a diestra y siniestra, que dejaron a un Morelos muy pobre casi miserable, endeudado y con un atraso que será cosa casi imposible de sacarlo adelante en solo seis años, pues debemos tomar en consideración que los de antes de este milenio, también tenían lo suyo en corrupción, pero no eran tan grandes los robos y latrocinios porque eran mucho menos los recursos que se recibían de la federación. Sino que dejaron a una población, a unos grupos, organismos y organizaciones que aunque fueran miserias del presupuesto, les untaban las manos para dejarles un cierre en la boca y que eran dádivas que se recibían sin el mayor esfuerzo y obtenidos principalmente por esos lidercillos rijosos, cabuleros y otros vocablos que terminan en leros, que vivían a expensas de esas migajas, y a los seguidores les repartían solo las sobras. Esos lidercillos, fueron malacostumbrados y más en tiempos de elecciones como los del transporte con y sin itinerario fijo o los de la UNTA y otros, que de pronto vieron mermados sus ingresos y claro se pusieron a reclamar y hoy con la nueva gobernadora se pondrán “bravos” y quien sabe aprovechen eso de que este gobierno de Margarita, quiere trabajar de la mano con el pueblo para agarrarle el pie, pues se ponen graves al ver menguado su poder, un poder caciquil que siempre fue “apadrinado” por los de arriba, sus padrinos a los que les rendían pleitesía. En la cosa de la delincuencia es casi igual, sólo que acá los delincuentes se avientan la puntada de amagar creando pavor y ejecutando acciones que calientan plazas y apanican a los civiles que sin Dios, sin el gobierno de su lado, cuya función es proteger a los que sí trabajan y sin armas ni principios, a veces nada tienen para enfrentar a los maleantes, pues es tal la desunión entre los comerciantes, entre los dedicados a todos los giros que se pelean, se intrigan y hasta se molestan y no toman conciencia nunca de que, todos vamos en este mismo carro morelense y lo que perjudica a uno, está afectando a una parte de todos.
Y como lo mencionaba el hoy mejor expresidente de México Andrés Manuel López Obrador, “solo el pueblo puede salvar al pueblo”, pero aunque el pueblo es sabio, a veces se divide increíble estúpidamente por las envidias, el egoísmo y la mala cabeza de algunos que siembran el rencor y la discordia, convirtiéndose así ese pueblo en presa fácil de unos vivales que, abusivos y malosos, y hasta solventados y solapados vergonzosamente por autoridades indignas, se avientan el tiro y someten a la mayoría, a la que secuestran, vejan, ultrajan y explotan inmisericorde con extorsiones, engaños y raterías y un desfachatez, confiados en que sus padrinos los sacaran con la mano en la cintura debido a la corrupción y la impunidad que impero y aún impera pero que prometió la gobernadora actual y primera de Morelos… ya se acabó. Ojalá que así sea, queremos y debemos creerle, pero si no se le apoya con todo entre todos, simplemente quedará en una buena intención, dentro de un buen cúmulo de intenciones que nos ha regalado en estos primeros 40 días de gobierno, pero y como decían antes…De buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.