EDICIÓN 1083
Esta es la experiencia de una familia que así como todos pasamos por situaciones de Debilidad buscamos la Fortaleza que viene de Dios.
Hace muchos años, mi hijo Andy y yo fuimos de excursión al Gran Cañón. Después de una noche agitada en un terreno difícil, llegamos al final, solo para descubrir que no podíamos acampar allí sin una reservación de hotel. Así que nos dirigimos a un albergue situado a varios kilómetros de distancia. Cansados por la caminata y el sueño perdido, ¡corrimos hacia el albergue, tan pronto lo vimos, como si hubiéramos comido y descansado!
A veces nuestra vida espiritual parece una caminata agotadora por el Gran Cañón. La vida cotidiana, el sufrimiento y las dificultades pueden minar nuestras fuerzas. Pero el Espíritu de Dios provee energía sobrenatural en nuestro ser interior para que no nos cansemos ni perdamos la esperanza. El Espíritu Santo se encarga de muchas tareas. Lo hace fortaleciéndonos en nuestra debilidad, consolándonos en nuestro dolor y dándonos el poder para perseverar en medio de dificultades y sufrimiento.