Llegó la Hora de la Verdad

Llegó la Hora de la Verdad

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Edición 1089 Cuarta Semana de Septiembre 2024

No hay Plazo que no se cumpla, ni tiempo que no se llegue. Muchas fueron las palabras vertidas en todos los municipios de Morelos, en más de dos y medio años de campaña de la hoy gobernadora Margarita González Saravia y su séquito, hoy aumentado. Muchas las personas visitadas e ilusionadas, con la esperanza de que lo que el presidente Andrés Manuel López Obrador realizó en lo nacional, fuera posible hacerlo en lo estatal, sin embargo el futbolista metido a gobernador nunca se enteró y falló estrepitosamente, pese a prometer aquello de «no les voy a fallar», hace precisamente seis años, ahora la esperanza se reaviva con la llegada de esta primera mujer gobernadora, que llega con el tiradero natural que deja un estúpido, tramposo y cretino por decirlo suavemente. Pero que tristemente fue auspiciado por el señor de Macuspana, nunca sabremos porqué.
Es ahora o nunca, llegó la hora de la verdad, ya fueron muchos los planteamientos, se desbordó el caudal de palabrería en medios de toda índole e incluso de pueblo en pueblo, de comunidad en comunidad y de casa por casa y, pues la gente quiere creer, necesita creer que esta de verdad será la buena, que esta es ya la que por fin terminará con toda esa cadena de promesas incumplidas, de engaños a ojos vistos y que cínicamente, los gobernantes anteriores simplemente se olvidaron de ese pueblo al que acudieron tan fervorosos, a pedirle con una humildad que nunca tuvieron y que siempre pretendieron, el voto que los llevó a la silla del gobierno del estado, pero que una vez ya instalados allí, ni siquiera quisieron recibir a «Juan pueblo, lo despreciaron en su propia cara, y lo peor se enriquecieron a sus costillas.
Existe en y para con Margarita González, la esperanza de un pueblo ultrajado, humillado y que estoico se crece al castigo pero que rumia en silencio los sinsabores, algunos felices de saber que hoy al menos tuvo algunas tortillas y frijoles que comer en su mesa, otros sabedores de que las viandas se corren por montón, en las mesas de los burócratas y gobernantes, que se dicen pomposamente «servidores públicos», pero que solo serán una vez más los más beneficiados de los más jugosos negocios del gobierno en turno, y que pese a ello, estos mugrientos y andrajosos, sonreirán si acaso tiene una comida al día.
Pero de ellos, nunca los opulentos gobernantes ya idos a otros puestos, han sabido nada, pese a que los vieron en las vecindades de mala muerte, los vieron en las diferentes chozas de los municipios que no son Cuernavaca, porque para los más de esos mandatarios, unos más malandros que otros, Morelos terminó en Cañón de Lobos.
Y así, todos confabulados hablaban desde del gobierno, de ayudar a salir de la pobreza a los pobres, que a los niños de ir alimentados a la escuela, pero al final incluso los de las iglesias, no solo la católica que siempre fue por delante, se perdieron entre las francachelas, el gozo del poder y la ocasional lujuria de los placeres de la gula.
En fin que todos los entrevistados por este medio Expreso que ya cuenta cientos de miles, quisieran de verdad el cambio verdadero, ya no que les «haga justicia la revolución» que nunca se las hizo, tan sólo que se pueda trabajar y salir y pasear por Morelos, sin pisca de miedo, seguros de que van a regresar a su casa bien, ellos y sus vástagos y, de que a nadie lo molestarán con llamadas de extorsión o amenazas de cobro de piso. Es la gente normal que trabaja a diario por sacar adelante a su familia, pero que otros viciosos, haraganes, perezosos, tolerados y hasta auspiciados y defendidos con la impunidad que sentó sus reales en Morelos y en México todo, por gente muy «influyente» que ya se la sabe y que sin escrúpulos, le importa madre, que los demás sufran, mientras no se les toque a ellos. Descastados.

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