Edición 1115 Primera Semana de Mayo 2025
Muchos son los cuentos, anécdotas, costumbres y dichos que todos tenemos de nuestras madres y de nuestros maestros, como que somos seres humanos resultado de ellos, de lo que eran, de lo que nos enseñaron y de lo que nos heredaron.
Es increíble la labor que ellos, ese par de insignes personajes hicieron en nuestras vidas.
Claro la madre nunca será opacada por ningún otro ser o ejemplar. Porque es tal el brillo de la madre y tal su importancia como dadora de vida que, aunque, ya sea se tenga en un buen concepto o en un concepto diferente, es la persona que jamás se olvidará, incluso después de fallecida.
El maestro por otro lado, es un constructor de carácter, de definiciones y de cambios en el individuo, pues es el maestro el que con sus palabras, puede reconformar incluso lo que un hogar y hasta unos padres hayan hecho deficientemente. Es el profesor un ente que claro con sus deficiencias y aciertos hace que cada individuo sea, vaya o surja mejor preparado para la complejidad que es el desarrollo en esta competitiva vida,
La madre a diferencia, es la criadora de seres, que sin desearlo y a veces sin saberlo le transmite al nuevo ciudadano, muchos defectos pero también sus inmensas virtudes, es la que lleva a cuestas la formación genética y el crecimiento inicial, pero sin una total conciencia o con ella le siembra al nuevo ser amor, miedos, educación, costumbres, y hasta formas de ser y actuar, cosa que el ser humano podrá cambiar de acuerdo al entorno pero que al final en su ADN siempre llevará la esencia de la madre.
Finalmente el maestro, profesor, será en cada ser humano al que le imparta el conocimiento, como un faro de luz, a veces será intensa y en ocasiones tenue pero será luz y cada quien responderá a esa fuente de luz y conocimiento de acuerdo a su interés muy propio pero, quien haya tenido la ciencia y la conciencia de la escuela, tendrá a sus preferidos o a sus no tanto, pero seguirán formando parte del andamiaje mental, personal e intelectual de cada ciudadano y lo más honorable será cuando aquel que un día empezó a deletrear y a hacer sus primeras operaciones, regrese y le diga: gracias maestro por todas sus enseñanzas y el maestro dirá, pero fueron muchos a los que instruí, sí, pero solo yo regrese a darte las gracias. Gracias maestros.