Edición 1102 Tercera Semana de Enero 2025
Es un hecho que el ser y estar seguro en este país llamado México, es algo muy costoso, porque todos debemos estar siempre vigilando al otro, incluso hay que vigilar al policía que se dedica a vigilar a los ladrones, los patrones deben dedicar elementos de seguridad para revisar que los empleados no hagan hurtos, hormiga o de cualquier tipo. Es cierto que deben vigilarse los autos los camiones o camionetas y trailers o tortons, cuando abandonan las bodegas y aún así las pipas incluso de Pemex salen con combustible robado y sin pagar. Faltan valores morales. Éticos y espirituales.
Esta situación estúpida de que una ciudad o un estado sea víctima de seres incapaces de ser honestos, honrados y alejados de la delincuencia. El que se dediquen a salir a la calle a dejar números telefónicos en los comercios para que se comuniquen bajo la amenaza que de no hacerlo serán avisados incluso asestándole tiros de arma de fuego en sus cortinas, puertas o paredes del negocio, imprimiendo en la gente una psicosis de pánico, esos seres despreciables sin límite, que quieren conseguir dinero fácil y rápido para financiar sus vicios y necesidades de placer, porque aunque fuera para comer o saciar el hambre de alimentos, sin ser justificado, podría ser quizá perdonado. Pero que se metan a extorsionar solo por que son inútiles y no saben trabajar, que zánganos ansiosos que quieren dinero sin el mayor esfuerzo.
Es una verdadera y retrógrada forma de vida que al final, no les depara ningún halagüeño futuro y si muy pronto la cárcel y el panteón. Pero como dicen en el pueblo, “el que por su gusto muere hasta la muerte le sabe”, no se sabe a qué le sepa pero así lo dicen. Al parecer son seres desdichados que ya nacieron así y se criaron sin la autoridad de una disciplina de padre o madre y pues ni modo al meterse en esas oscuras actividades, simplemente tiene sus días contados, no verán a sus hijos crecer, ni verán o conocerán a sus nietos porque, la maldad les acortará cada vez más la vida.
Finalmente el delinquir se ha vuelto una lacra, flagelo social, porque mucho tiempo esos jovencitos fueron abandonados y la crianza fue de padres que se desobligaron a andaban en las mismas y nunca supieron de dignidad, por un lado. Por el otro las autoridades respectivas dejaron que se hiciera cada vez mayor el mal, no tomando ninguna reserva y pensando y hasta sacando dividendos de esta maldita delincuencia. Pero al final lo logrado, es decir las ganancias de lo obtenido en esas condiciones delincuenciales que promovieron y hasta patrocinaron les dará alimentos cada vez peores y amargos. Nunca podrán ser felices e indignos y siempre marcados como los rateros, y criminales, confundidos pensarán que esa era la forma de ser felices, pero se llevarán el gran chasco, miserables inmundos y mediocres rechazados por todos.